Aprende de todas esas noches que pasamos por ahí, creyendo que nada puede romper la armonía. Deja de analizarlo todo, somos tú y yo. Y no importa lo demás. Solo quiero estar contigo. Decirte tantas cosas, planes de futuro, acciones del pasado, hablarte sobre mi vida. Que tu escuches, si, me escuches. Que te rías con mis estúpidos errores tontos de ese ayer, pero que sepas cuando tienes que estar serio. Debes saber que a veces digo cosas de cierta manera, como si no me importaran nada, como si solo fuera un tema de conversación. Te estoy pidiendo que entiendas que me importa más de lo que le hago creer a la gente, que debajo de esa coraza de que me da igual, realmente lo he pasado mal. Que puedo estar diciendo con una sonrisa y una carcajada; que él lo fue todo, que me arruino la vida y que he aprendido la lección. Tienes que comprender que te estoy mintiendo, que solo quiero hacerme la fuerte. Que todavía no se han curado las heridas de “ese ayer”, como me gusta llamarlo. Y, solo necesito a alguien que lo entienda. ¿Sabes? A veces lo echo de menos. Como me decía todas esas estupideces, como me amargaba y alegraba los días a la vez. Y cuando yo le quería tanto. Definitivamente, si, “ese ayer” me dejo marcada. Tal vez llegue el día que lo recuerde con cariño. Dentro de más tiempo, eso seguro. Ahora solo quiero contarte todas las cosas que pasaron, todos los días que se quedaran en el baúl de los recuerdos.
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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