Yo no empecé. Empezaste tú, hace tanto tiempo que ni me acuerdo. Y de ahí surgió el juego, ese de no aguantarnos, de odiarnos. Había buenos momentos, pero otros en los que te despreciaba profundamente. Creo que lo de sentir asco el uno por el otro fue mutuo, pero yo solo a veces. Gente muy falsa que conozco te apoyaba más a ti que a mí. Sí, pero claro, eso lo averigüe después. Amigas, dicen. JA. Me rio en su cara. Mejor dejo de desvariar y me centro. A lo que iba, el juego comenzó. Y, hoy, todavía dura algo. Pero no mucho. A ti ya no te sirve con criticar. Ahora prefieres pasar de mí, hacer como si nunca habláramos mucho, como si apenas me conocieses. Perdona, pero me conoces. Y mucho, diría yo. Y, reconócelo, hemos hablado mucho estos años. Si, para insultarnos, vacilarnos, lo que quieras. Pero, claro, las cosas cambian. Ha cambiado nuestro alrededor. Ahora quieres quedar bien delante de la gente; y claro, lo consigues. La gente que no se lo merece siempre lo consigue. Tranquilo,...