Yo no empecé. Empezaste tú, hace tanto tiempo que ni me acuerdo. Y de ahí surgió el juego, ese de no aguantarnos, de odiarnos. Había buenos momentos, pero otros en los que te despreciaba profundamente. Creo que lo de sentir asco el uno por el otro fue mutuo, pero yo solo a veces. Gente muy falsa que conozco te apoyaba más a ti que a mí. Sí, pero claro, eso lo averigüe después. Amigas, dicen. JA. Me rio en su cara. Mejor dejo de desvariar y me centro. A lo que iba, el juego comenzó. Y, hoy, todavía dura algo. Pero no mucho. A ti ya no te sirve con criticar. Ahora prefieres pasar de mí, hacer como si nunca habláramos mucho, como si apenas me conocieses. Perdona, pero me conoces. Y mucho, diría yo. Y, reconócelo, hemos hablado mucho estos años. Si, para insultarnos, vacilarnos, lo que quieras. Pero, claro, las cosas cambian. Ha cambiado nuestro alrededor. Ahora quieres quedar bien delante de la gente; y claro, lo consigues. La gente que no se lo merece siempre lo consigue. Tranquilo, no hablare contigo, igual te jodo ese pedestal que te has creado. Ah, y por último. Que sepas que en la vida me he creído mejor que nadie. Asique, a ver si nos callamos la boca. Porque no estás para hablar.
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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