Rabia mezclada con lágrimas sabor a desesperación de los
días que hemos desperdiciado. Ganas de mandarlo todo a la mierda gritando que
este mundo no está hecho para mí. Intento adaptarme cada día un poco más, pero
las desgracias nunca tienen suficiente, van a por mí. Ya no sé ni lo que
siento, no sé lo que pienso, no sé lo que digo. No sé nada. Por favor, querida
felicidad que todo el mundo busca en secreto, ¿te importaría buscarme? Enserio,
quiero que mis días recuperen la ilusión que tenían antes.
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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