Dejar de escribir por alguien, y empezar a hacerlo únicamente para ti. Que para algo nos tenemos a nosotros mismos; y seguro que nos merecemos más versos que la mayoría de las personas a las que les hemos dedicado párrafos y textos. Pero, desde luego, lo escrito perdura; para no volver a cometer los mismos errores. Y cuando hablo de errores, hablo de personas. Personas que recuerdas al irte a dormir, al pasear por esa calle, o al escuchar una canción concreta. Otras que a lo mejor desearíamos no haber conocido nunca, y otras que quizás habrían marcado tu vida si hubieran llegado antes o después, pero nunca en el momento en el que aparecieron. También están esas personas a las que siempre vas a volver, esas que te hacen sentir en casa con solo mirarlas y que son tu verdad porque su risa es la única melodía que querrías seguir escuchando durante toda tu vida. Personas que, al fin y al cabo, han hecho que seas como eres hoy. Siempre he creído que escribir sobre alguien es darle demasiada...