Dime al menos dónde puedo encargar a alguien como tú, igualito a ti, aunque sea una copia barata, lo daré por válido. Pero encárgate de que venga con todos tus defectos incluídos en el precio. Pídeles que me plagien tu esencia, y tu estúpida manera de reírte de mí. Supongo que ya no sabría vivir sin eso. Sera algo que se quede dentro de mi siempre, que aunque pasen los años, recordare al fin y al cabo. Y es que es gracioso. Yo estoy aquí escribiendo sobre ti, sobre lo mucho que sigo queriéndote, y tú estarás quien sabe donde, pensando en cualquier cosa menos en mi. Es la vida, lo sé. Pero, ¿que quieres que haga? ¿que deje de escribir sobre ti? ¿que deje de pensarte? Lo de no volver a escribir seria un buen comienzo, tal vez. Pero no estoy dispuesta a hacerlo, lo siento. ¿De que otra forma podría quitarme este peso con el vivo, de que otra manera podría desahogarme? Y sobre lo de no pensarte... esta bastante claro que no lo voy a conseguir. Que se le va a hacer. Puede que sea verdad eso que me dicen de que hasta que no te olvide no podre estar con nadie más. Lo de que si no es contigo, no sera con nadie. Quizás por tu culpa nunca vaya a sentir algo tan fuerte por nadie más.
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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