Haber si
reaccionas, haber si aprendes de una vez lo que es la vida, que todo cambia,
que tienes que echarle valor y dejar atrás los miedos y las inseguridades.
Plantar cara, ir hacia delante con paso firme y nada más. Que todos tenemos
problemas, a veces tantos que creemos que no podemos más, e incluso nos
derrumbamos. Pero la cosa consiste en intentar, cada día, sonreír un poco más y
pensar un poco menos en lo malo. Que eres una persona reservada, menos con tus
amigos, lo sé. Que dejas lo de hablar mucho y lo de ser tu misma para ellos y ellas,
con los que estas agusto y para nadie más. Porque tienes mucho que decir, muchísimo,
pero te callas. Te callas porque no muchos merecen saberlo, o simplemente
porque te gusta tener ciertos pensamientos sin que nadie lo sepa. Y, es que
piensas demasiado, le das vueltas y vueltas en tu cabeza a todo. Piensas tanto
que hasta te cuesta expresarlo. Yo creo que las personas tímidas son las que más
piensan, las que más cosas tienen por contar. Por eso el mundo va tan mal.
Porque ahora, las personas que tienen algo que decir se callan, y hablan las
que menos saben. Suena a ironía, pero es la pura verdad. Aprender de los demás.
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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