"Ya tengo asimilado que no soy ninguna princesa. Que tal vez nunca voy a vivir mi propio cuento de hadas, ya que hay algo llamado realidad que siempre lo fastidia todo. También sé que no tengo un cuerpo de diez. Ni la mejor sonrisa. Y mucho menos la cara más bonita. Que mi nariz no es perfecta, ni cada curva de mi cuerpo. Cada día me miro al espejo pensando en que tengo que aceptarme tal como soy, aunque sea difícil. No soy la chica en la que los demás se fijan. ¿Sabéis? Tampoco me gustaría ser el prototipo de 'belleza' que tiene marcado la sociedad. Simplemente, me encantaría levantarme cada día y sentirme agusto. Dejad la inseguridad a un lado, la timidez, y todas esas cosas que día a día pueden perjudicarme. Valorarme, quererme más. Pero no lo consigo. Es difícil. Tampoco busco a un príncipe azul que venga en su caballo blanco, ni mucho menos. Busco a alguien que me haga reír, que se enamore de mi timidez y de mi mal humor por las mañanas. Alguien dispuesto a quererme, y que se quede a mi lado a pesar de todo. Me encanta escuchar a los demás, y estar siempre ahí, porque sé lo que es sentirse la mayor mierda del mundo. Me aferro a la música, e intento seguir a adelante. Como todos."
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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