Caer es inevitable para los seres humanos. Caer, fallar, hundirse. Aunque te hayas tirado voluntariamente, siempre hay un momento, en mitad de la caída, en el que darías cualquier cosa por volver atrás. Es así. Siempre. Pero todos preferimos la locura a la sensatez de la indiferencia. Y el problema no es el dolor que la caída nos produce. El dolor te hace sufrir, pero no te destruye. Todos necesitamos sentirlo alguna vez, para darnos cuenta de que podemos ser más fuertes. El problema es la soledad engendrada por el dolor. Eso es lo que te mata lentamente, lo que te aísla de los demás y del mundo. Y eso despierta la soledad que hay en ti. Es algo así como querer. Querer es un peligro. Es esperar ganarlo todo arriesgándose a perderlo todo, y algunas veces es también correr el riesgo de ser menos querido de lo que uno desea. Y por ello, mucha gente no esta dispuesta a correr el riesgo. Por eso de que en estos tiempos, si dos personas se quieren, parece no haber final feliz.
¿En que jodido momento se te ocurrió pulsar sobre mi nombre para poner un simple "hola"? Dime, ¿por que decidiste hablarme precisamente a mi? Seguramente, la rutina te harto, necesitabas algo que hacer y alguien con quien charlar. Seguramente, no lo pensaste mucho. Seguramente, fue una tontería. Quizás no tenias nada mejor que hacer. Tal vez el aburrimiento te pudo y solo querías algo de entretenimiento. Pues, siento decírtelo, te equivocaste de persona. Aunque parece que ya te has dado cuenta. Lo que me jode es que ya han pasado ocho meses desde la primera vez que me hablaste. Y, has seguido haciéndolo. Eso es lo peor. Porque al principio, me daba igual. Me dabas igual, más bien. No me importabas para nada, en serio. Pero, las chicas nos enamoramos de lo que nos dicen, ya sabes. Y eso es lo que me paso. Cada día que hablábamos me iba a dormir con una sonrisa. Porque, aunque nuestras conversaciones fueran estúpidas, a mi me gustaban. Me hacían sentir bien. Parecía que te preo...
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