Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2014

Frenar

Perdón por la pregunta, pero... ¿qué hay de malo en ir lento? No sé si es el mundo que va muy deprisa o soy yo que voy muy despacio. Nunca entenderé la manía que tenéis todos de adelantar acontecimientos, como si vuestro tiempo se acabara en ese último acto. La vida es una hostia, y así debe ser; hay caricias que sólo saben a resaca. Pero no hay nada de malo en disfrutar de las pequeñas cosas, apreciarlas y que todo vaya surgiendo. En definitiva, ir poco a poco. Tomárnoslo con calma, no como nos tomamos un cubata a las 3 de la mañana.  A lo loco que lo bueno dura poco, sí; pero no a 200 por hora. Y os aseguro que al final lo que cuenta son esas horas tontas en un banco cualquiera hablando de todo .  Ojalá os bastara con esto. Ojalá nunca  volváis  a repetir que ir lento es aburrido, porque no  tenéis  ni puta idea.  Y como para no reírme de vuestras prisas y vuestras mierdas. 

Cicatrices que son personas (o viceversa)

Decimos que bebemos para olvidar porque no tenemos mejor manera de justificar que nos guste tanto algo que nos mata. Y un poco así, con el amor. Con todo, vamos. Nunca tendremos cojones suficientes para admitir que nos encanta hacernos daño. Por mucho que acusemos al mundo de cruel y a la vida de puta, aquí los imbéciles que se joden la vida somos nosotros. Y sin ayuda de nadie.  Cada vez tengo más claro que una cicatriz se cierra haciéndote otra. Eso si, me refiero a una de esas que de niños enseñábamos orgullosos a nuestros amigos, una de esas que te marcaba y te recordaba lo fuerte que eras.  Ojala todos encontremos nuestra cicatriz, esa que se quede grabada para toda la vida. Y espero que nunca nos cansemos de contar su historia.