Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2013
Se escribe masoquismo emocional, pero se pronuncia empeñarte en hacer el imbécil un poquito más, sabiendo que vas a terminar muy mal.
Hay un brillo especial en ciertas miradas que delata cuánto ha sufrido esa persona. Y no sabéis qué bonito. Y qué triste.
¿A ti nunca te han dicho que es de mala educación entrar con esa sonrisa, desordenando las vidas ajenas, y luego marcharte dejándolas así?
Veréis, he conocido gente preciosa a la que han hecho creer que no lo es. Y me parece una injusticia.
Qué ganas más tontas de algo. De alguna sonrisa, o mejor, de algún motivo. No sé si me explico.
Te vas y vuelves sólo cuando te interesa.
Quizá lo que esté esperando es que me hables.
Te digo adiós, y acaso te quiero todavía. Quizá no he de olvidarte, pero te digo adiós. No se si me quisiste, no se si te quería, o tal vez nos quisimos demasiado los dos. No se si te quise mucho, no se si te quise poco, pero se que no volveré a querer así. Te digo adiós y acaso con esta despedida muere algo dentro de mi. 
El amor, por parecerse al viento, parece que se a ido, y no se va. 
Y lo que más me duele es que sé que nada puede cambiarte, y que en el fondo yo tampoco quiero que lo hagas, porque te quiero así.
Pero me mira y me atrae hacia él, y en dos segundos me he olvidado hasta de quién soy.
Supongo que consuela pensar que en alguna otra vida nos hubiésemos conocido en otras circunstancias en las que tú nos quisieras también.
Lo triste de que tú ya no estés... es que yo tampoco .
Durante el día sabemos hacernos los fuertes, pero la soledad de las noches sabe cómo rompernos a todos.

Tengo que querete

Tengo que quererte, amor. Tengo que vivir de ti, créeme, no puedo quitarme este jodido mono de ti. Eres un vicio, eres un exceso, eres tú. Eres la peor de las drogas y cuando te esnifo, dueles. Pero dueles de la manera más bonita que hay, de esa que me hace masoquista. Me gusta sufrir por ti y sé que suena demasiado enfermizo, pero tú también lo entenderías si estuvieras loco por alguien. No sé cariño, quizás este enferma. Tal vez no me cure nunca, quien sabe. Soy muy de sentir las cosas a fondo y encariñarme con la piedra.
No sé si es que quiero que vuelvas para quedarte o que te vayas de una puta vez de todo, pero me tienes aquí, como siempre, en una puta incertidumbre de no saber ni si es por ti o por mí por quien escribo esto. Que en lo único que me apetece pensar es que algún día dejarás de ser tú para que podamos ser nosotros, pero eso no va contigo, y esperar imposibles demasiado conmigo.
No te voy a engañar. Si eres como yo, no lo olvidas. De echo, quizá ni lo superes. Solo se ira apagando. Te acordaras de el por cualquier gilipollez, sentirás tus heridas y te echaras a llorar. Pero seguirás adelante.
Quiero que seas la hostia más fuerte de mi vida, el mejor error de todos.
-Tenía miedo de que no volvieras.  +Yo siempre volveré.
Las corazas también son un bonito sitio para quedarse a vivir.
Ojalá la persona que nos salvase no fuese la misma que pudiese condenarnos por completo.
No sé yo si hay alguna línea, por delgada que sea, que separe la capacidad que tenemos de jodernos o arreglarnos la vida en un momento.
Ojalá la persona que nos salvase no fuese la misma que pudiese condenarnos por completo.
A lo mejor a nosotros mismos no, pero quizá podamos arreglar a cualquier otro.
Enamorarse es como capacitar a alguien para que pueda corta el hilo del que pendemos. Ojalá queden personas que sean conscientes de ello.
El amor nos salva, ¿sabéis?, la cuestión es aprender a sobrevivir decentemente cuando se marcha dando un portazo.
Recordar es darte cuenta de que hay cosas que merecían la pena y no las supiste apreciar.
Ya es demasiado tiempo haciendo como que no pasa nada, y claro, llegan los recuerdos de golpe y pasa lo que pasa.
No sé qué nos lleva a esperar a personas que no sabemos si van a venir. Pero aquí estamos. Y es dolorosamente bonito.
El amor es como la guerra, donde siempre arriesgas la vida, deseando que no llegue el disparo exacto que acabe destrozándote por dentro.
Hay momentos que pararía para siempre.
Tampoco merece la pena esperar a que pasen cosas que nos sorprendan, si al final se acabarán jodiendo y volveremos a lo de siempre.
Cuando llegas a querer hasta tal punto a alguien, ser correspondido pasa a un segundo plano.
Podemos estar parados al lado de una persona que está completamente destrozada por dentro y ni siquiera lo sabríamos.
La putada es que no encontraremos a nadie igual. Que nos haga sentir igual. Que nos quiera igual. A quien querer igual.
Hay cosas que nunca terminamos de superar.
Arréglame la noche, háblame. 
Unos ojos que aunque me tengan delante no saben verme.
Nos damos por vencidos a la mínima, pero es que estamos tan cansados de tantas putadas.
Me hiciste daño como ninguno, me hiciste sonreír como nadie.
No me sonrías más, que ya casi te tengo olvidado.
Podíamos haber sido todo y nos quedamos en nada.
Esa noche fue el comienzo de una larga historia de fracasos.
Porque tu no me quieres como te quiero yo.
Si las cosas ya son jodidas por sí solas, vamos nosotros y las hacemos más difíciles aún.
Que para ser feliz sólo hace falta alguien que entienda que ya no necesitamos serlo.
A mi me joden cosas que a ti te dan igual.
Le dije mil veces que lo quería… No con palabras, sino con miradas. Creo que por eso nunca se dio cuenta.
Compartir cama, insomnios, secretos, ganas, borracheras.
Las historias que nos importan viven en nosotros para siempre.