Quiero sentir tus manos sobre mi piel. Quiero verte mirarme, mirarme a todas horas. Quiero que me sonrias, me digas que me quieras y me beses. Quiero sentir tus labios, llegar al cielo. La mejor marca de ropa que conozco se llama tu piel. Quiero ser tuya, me da igual lo que digan. Porque tú eres y seras, siempre el único.Quiero que me preguntes todos los días si te quiero, todos, sin falta. Quiero responderte que si, como el primer día. Quiero que al vernos, sonriamos como dos tontos, como dos tontos enamorados. Quiero que me digas esas chorradas tuyas, con los motes y las risas. Simplemente, quiero que seas mio.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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