Es como esa sensación cuando en la disco ponen tu canción favorita. Te emocionas, gritas, cantas, bailas. Te la sabes de memoria, y no te vas a callar hasta demostrarlo. Te sientes genial, feliz. Estas con tus amigas, disfrutando, bailando, queriendo comerte el mundo. Los tacones te estan destrozando los pies, pero te da igual. Y es hay cuando te das cuenta de que quieres vivir la vida, disfrutar de cada segundo, vivir el presente. Que si no quieres estar contento, sera simplemente porque no quieres. Que lo mejor siempre es ser uno mismo, mirar hacia delante y no perder jamas el rumbo. Que aun nos queda mucho por ver. Somos jovenes, todabia nos quedan muchas fiestas por disfrutar. Y, es justo entonces, es cuando te das por fin cuenta, de que todo te va ir bien.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario