Voy a beberme hasta la última gota que colmo el vaso de lagrimas y hasta el agua de los floreros. Voy a beber por mi y no por nadie; que tengo solo un hígado y para cosa de dos ya tenia el corazón. Voy a beber porque si, ¿porque no iba a hacerlo? Beber hasta decir "hasta aquí" habiendo llegado allí, que el alcohol desinfecta las heridas pero levantarse sin tus sueños mata los recuerdos.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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