Porque quiero ser yo la que este hay cuando nadie más lo este. Quiero hacer que te sientas importante, hacerte sonreír, hacerte creer que el mundo no es tan malo; y que la vida es más fácil si tienes a gente que se preocupa por ti. Quiero seguirte cuando eches a correr, preguntarte si ya has llegado a casa, si tienes miedo. Preguntarte como estas, decirte lo que me gusta de ti, comprenderte, darlo todo por tu sonrisa. Interesarme por ti, por tus dudas, intentar mejorar un poco tus días malos. Hacerte feliz, o al menos hacerte sentir un poquito más vivo cuando estés conmigo. Quiero transmitirte la confianza que necesitas para llegar a lo más alto, decirte que creo en ti, que para mi eres indispensable. Quiero que sepas que te quiero, y que por muy mal que vayan las cosas yo siempre estaré a tu lado.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario