Amor es saber que alguien puede matarte, pero que aún así sigues regalando tu vida. Y hablo de morir de desamor, pero de seguir respirando; que es como más duele. Amor es que te deje sin respiración y sea oxigeno al mismo tiempo.Amor es enfadarse, odiarse, querer matarle cuando en realidad matarías por el sin dudarlo. Amor es morir o matar, o intentar sobrevivir a algo o alguien. Amor también es echarle de menos. Que todos los días sean lunes si no esta él, aunque te haya echo mas daño que la resaca del domingo. Porque amor es eso: es fallar, caer, levantarte, volver a caer, aprender, caer otra vez. Pero de todo se sale, y lo que no te mata te hace más hija de puta. Hay que serlo para jugar a esto del amor y no salir herida. Hay que enseñarle al corazón que amor es un sentimiento y no una persona. Que hoy amor puede significar un nombre, pero en unos meses ese nombre solo serán letras del abecedario que se han juntado para formar una putada. Pero el amor seguirá ahí, aunque cambie de nombre, de ojos y de sonrisa. Porque amor es cuando después de sentir ratas, vuelves a sentir mariposas en el pecho izquierdo. Es cuando alguien te hace reír en lugar de secar tus lagrimas. Amor es suicidarte un poco más en cada decepción pero si llegar a morirte del todo, como dejando un poco de vida para el próximo que quiera destrozarte; y aun así volver a sentir. El amor es buscar hasta encontrar a alguien que sea tu mitad.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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