"La gente va desapareciendo, ¿sabes? Pero en eso no hay nada que hacer, no podemos cambiar las reglas en un mundo que ni siquiera hemos creado. De echo, es lo primero que aceptamos al nacer; marcamos la casilla de "He leído y acepto las condiciones y términos de uso". Pero que va, nadie las lee. Ni siquiera las aceptamos, esas reglas que vienen implantadas por naturaleza. Una de esas reglas, habla sobre el amor. Dice que no hay ni tenemos porque tener ese gran amor de nuestra vida, ni medias naranjas ni limones. Que no tiene porque haber esa persona que este dispuesta a querernos. Que no es malo tropezarse con una piedra, lo peor es cogerle cariño a la piedra. Otra de esas reglas habla sobre el talento. Dice que no sirve de nada el talento sin disciplina. Que trabajes, que trabajes y que te mates a trabajar. Solo tú decides si sigues o si te caes a suelo. Que no existe la palabra fracaso, que solo existe aprendizaje y éxito. Hay una regla que habla sobre la felicidad. Nos viene a dejar a entender que la felicidad no es una meta, que no es el final de un camino, sino todo el recorrido que hemos echo para llegar asta nuestra propia felicidad. Que cada uno tenemos una felicidad distinta. Y después de lineas y lineas sobre derechos y cosas que debemos respetar; que están tachadas y saltadas, violadas por muchísimos, habla sobre un tema que nadie puede evitar: la muerte. Y la muerte, la pasamos todos, y da igual quien seas y como seas y de donde vengas. Hay otra regla que siempre nos saltamos, que ni siquiera nos acordamos de ella. Dice algo así como: "Si estas aquí, sonríe, porque significa que estas viviendo"
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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