Para empezar debería reconocer que soy una cobarde. Una cobarde con todo lo relacionado al amor, con todo lo real, lo palpable. Soy un jodido desastre hecho cuerpo, lleno de culpa e inseguridad. Sigo siendo esa niña con un miedo atroz a quedarse sola. Ya lo de vivir de ilusiones no me vale, porque me doy de bruces contra la realidad y me hundo. Y pensar que era yo la que condenaba a otros por huir cuando les pedían que se quedasen. Ahora comprendo perfectamente estas ganas de volver a ponerte la mascara y correr hacia un lugar seguro, donde no te puedan herir.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
Me pareces increíble.
ResponderEliminar