Dime si habrá algo más bonito que despertar a tu lado cada día, susurrarte que te quiero es mi particular manía. Eres lo mejor que tengo, lo mejor que tuve, lo mejor que tendré en esta vida. Este amor que sube llega hasta las nubes. A tu lado todo es diferente. El olor de tu perfume me enamora. Saldremos adelante a pesar de los problemas. Quiero tenerte cerca, tan cerca que no respire. A pesar de todo, quien la sigue la consigue. Contar las estrellas a tu lado, pensarte hasta que duela. Si tiramos la toalla, sera para ducharnos juntos. Miradas que se cruzaron y acabaron en una sonrisa.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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