Quiero oír un "te quiero" de su boca, no de ninguna otra. Quiero que me llegue un mensaje suyo al móvil a las diez de la mañana que diga: BUENOS DÍAS PRINCESA. Quiero que me deje su sudadera cuando tenga frió (aunque haga 40 grados), si una de esas que me encantan. Quiero que sonría siempre al verme, siempre, prohibido no hacerlo. Quiero que a las doce de la noche, me lleve a ver los fuegos artificiales en la playa. Quiero que me siga siempre el juego, que se quiera divertir conmigo todos los días. Quiero ser la primera cosa en la que piense al despertarse y la última al dormirse. Quiero que todas las canciones bonitas le recuerden a mi. Quiero que cuando le hablen de mi se quede pensativo y sonría, mirando al suelo. Quiero que se quede con la vista fija en mi, mucho tiempo, que no me quite los ojos de encima. Quiero que cuando le pregunten por mi diga alguna cosa bonita de las suyas, algo así como que soy suya. Quiero que me llame y me pregunte como estoy, si le echo de menos. Quiero que cuando vea mis fotos tenga unas ganas enormes de abrazarme, de tenerme con él. Quiero que cada día me diga eso de "estamos hechos el uno para el otro". También eso de que el verano esta para divertirse y para estar conmigo. Quiero que me diga que nunca se ira.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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