Hola, estoy aquí para contar mi historia. La mía, la de verdad. Para hablar sobre mi. Y sobre él, para variar. Empezare diciendo lo básico: No soy una santa. Pero tampoco una mala persona. Soy tímida, rara en muchas ocasiones, y tengo mis paranoias y teorías sobre todo. Tengo épocas muy malas. Pero soy feliz. Conozco a muchos gilipollas. Pero doy las gracias por tener a mi gente conmigo, a mis amigos y a todos los que merecen la pena, cerca. Soy celosa. Me da miedo la humillación publica y me pongo muy nerviosa cuando mucha gente me mira a la vez. Tengo tropecientos mil defectos y pocas virtudes. Me gusta almacenar recuerdos, la fotografía, y que me quieran. Y, esa, básicamente, soy yo. Bien, ahora que ya me conocéis, supongo que podréis entender mi historia. Es larga de contar, creerme. La resumiré. Sigo completamente enamorada de ese gilipollas al que llamo mi primer amor, después de casi cuatro años. Del mismo gilipollas que me a roto el corazón tres mil veces. Del mismo gilipollas, al que el destino esta empeñado en mantenerme pegada. Del mismo gilipollas que lleva tanto tiempo en mi cabeza. Del mismo gilipollas, del que estoy absolutamente obsesionada. Del mismo gilipollas al que odio. Del mismo gilipollas que nunca me querrá. Y, eso, lo resumo todo en tres palabras: no se olvidar.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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