Haber si
reaccionas, haber si aprendes de una vez lo que es la vida, que todo cambia,
que tienes que echarle valor y dejar atrás los miedos y las inseguridades.
Plantar cara, ir hacia delante con paso firme y nada más. Que todos tenemos
problemas, a veces tantos que creemos que no podemos más, e incluso nos
derrumbamos. Pero la cosa consiste en intentar, cada día, sonreír un poco más y
pensar un poco menos en lo malo. Que eres una persona reservada, menos con tus
amigos, lo sé. Que dejas lo de hablar mucho y lo de ser tu misma para ellos y ellas,
con los que estas agusto y para nadie más. Porque tienes mucho que decir, muchísimo,
pero te callas. Te callas porque no muchos merecen saberlo, o simplemente
porque te gusta tener ciertos pensamientos sin que nadie lo sepa. Y, es que
piensas demasiado, le das vueltas y vueltas en tu cabeza a todo. Piensas tanto
que hasta te cuesta expresarlo. Yo creo que las personas tímidas son las que más
piensan, las que más cosas tienen por contar. Por eso el mundo va tan mal.
Porque ahora, las personas que tienen algo que decir se callan, y hablan las
que menos saben. Suena a ironía, pero es la pura verdad. Aprender de los demás.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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