Escribirte. Como si fueras a leerme, como si te importase
lo que piense. Como si fueras a entenderme. Como
siempre. Hablando de lo que saben hasta los más tontos, de lo
innegable, de único que sé. Un día me falló quien menos imaginaba, y entendí
que las promesas hay que cumplirlas, y que de los actos hay que hacerse cargo,
aunque sea tarde. Por eso hoy lo reconozco, aunque ya este claro para muchos. Reconozco que no hay un puto día en el que no estés presente, en el que no te nombre, en el que no hable de ti, en el que no te escriba. Que al verte me muero por hablarte, porque en el fondo me duele que nos ignoremos, porque nunca, ni un solo minuto, has dejado de importarme. Que echo de menos como nos tratábamos antes, aunque ahora nos llevemos mas o menos bien, echo de menos hacerte la vida imposible. En aquella época, me daba igual, si te reías de mi o conmigo. Porque, si; es difícil fingir que no me importas. Ya no me quedan fuerzas para hacerlo, malgaste mucho tiempo diciendo que no a todo lo que tenia que ver contigo. Que soy una cobarde, que no puedo afrontar la vida sin quererte, que no sé como vivir sin que estés tú. Que no sé, ni quiero saberlo. Cumplo condena, por ese mal día en el que me fije en ti y en todo lo que eso supuso. Yo, que me quiero olvidar de todo lo que me has echo pasar, de la cantidad de cosas que he tenido que aguantar, de los momentos en los que quería ser otra para llamar tu atención. De lo muy masoquista que soy, y lo poco que me importa. Porque siempre habrá una parte de mi a la que le seguirás importando, siempre habrá algo que recuerde y que eche de menos de ti.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
Comentarios
Publicar un comentario