"Ya tengo asimilado que no soy ninguna princesa. Que tal vez nunca voy a vivir mi propio cuento de hadas, ya que hay algo llamado realidad que siempre lo fastidia todo. También sé que no tengo un cuerpo de diez. Ni la mejor sonrisa. Y mucho menos la cara más bonita. Que mi nariz no es perfecta, ni cada curva de mi cuerpo. Cada día me miro al espejo pensando en que tengo que aceptarme tal como soy, aunque sea difícil. No soy la chica en la que los demás se fijan. ¿Sabéis? Tampoco me gustaría ser el prototipo de 'belleza' que tiene marcado la sociedad. Simplemente, me encantaría levantarme cada día y sentirme agusto. Dejad la inseguridad a un lado, la timidez, y todas esas cosas que día a día pueden perjudicarme. Valorarme, quererme más. Pero no lo consigo. Es difícil. Tampoco busco a un príncipe azul que venga en su caballo blanco, ni mucho menos. Busco a alguien que me haga reír, que se enamore de mi timidez y de mi mal humor por las mañanas. Alguien dispuesto a quererme, y que se quede a mi lado a pesar de todo. Me encanta escuchar a los demás, y estar siempre ahí, porque sé lo que es sentirse la mayor mierda del mundo. Me aferro a la música, e intento seguir a adelante. Como todos."
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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