No
eres la talla de tu sujetador, ni la anchura de tu cintura. No eres el color de
tu pelo, el color de tu piel o el color de tu lápiz de ojos. No te defines por
la cantidad de atención que obtienes de los hombres. Eres las cosas con las que
sonríes, las palabras que dices y lo que te imaginas antes de dormir. Eres los
sentimientos y los pensamientos que tienes. Eres todos los momentos que has
vivido con todas las personas que has conocido. Eres preciosa, no por la forma
de tu cuerpo o por la belleza de tu rostro, sino por la calidad de persona que
eres.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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