No puedes evitar quererle, no podrás. Y lo sabes. Le buscarás entre la gente con la mirada sin darte cuenta, lo harás, le verás, y se te inundarán los ojos. Porque, siempre le recordaras. En cada canción, en cada gesto, en cada mirada y cada cosa que te falte. Te acordaras de su forma de reír, de taparse la boca, hasta del sonido de su voz. Algún día vas a morir de tanto querer y no poder. Que escribes párrafos y párrafos con sentimientos que él nunca leerá. Que lo llevas escrito en los ojos con unas letras enormes. Porque, pase lo que pase, nunca le vas a dejar de querer.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Me identifico con la mayoría de tus textos, me gusta mucho tu blog, siempre lo leo. Espero que pases unas buenas fiestas y sigas escribiendo así :) un beso
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