¿Sabes porque? Porque tengo miedo. Porque tuve miedo. Y porque sé que seguiré teniendo miedo. De abrir mis heridas, que todavía ni siquiera están curadas. Porque si fuera fácil todo el mundo tendría a alguien. Que no estoy preparada para creerme las mentiras de nadie. Bastante imbécil me he sentido ya durante estos años. Envidio a esa gente que olvida rápido. He querido ser una de esas personas desde que te conocí. Deseaba más que nada en el mundo que se me pasara esta obsesión de ti, creerme eso de que el tiempo lo cura todo. Pero son todo mentiras. Los años, los meses, las semanas y los días. Pasan. El tiempo pasa. Pero, por mucho que haya pasado, juro que no ha habido ni un solo día en el que me haya despertado sin ganas de verte, ni uno en el que no haya pensado en tu sonrisa, en el que no hable de ti.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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