Nunca había sido demasiado sociable. Pasar mucho tiempo sola en su habitación, escribiendo o pensando, no la incomodaba. Cuando era pequeña,
en el colegio apenas hablaba con sus compañeros. Tenía miedo de destacar por
cualquier cosa, de ser diferente, de llamar la atención. No quería ser el
centro de todas las miradas, no quería cometer errores. A decir verdad, nadie
le hablaba a menos que fuera necesario. Ella era ese elemento discordante e
incomprensible que debía ser ignorado. No le parecía justo. Si hubiera hecho
algo malo, quizás se merecería que la excluyeran y la juzgaran. Pero no era así.
La gente que la rodeaba no intentaba comprenderla. Solo sentían aversión hacia
ella. Todos la consideraban un estorbo y opinaban que sobraba. No entendían que
cada persona es como es, que la gente tímida también tiene derecho a existir.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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