Te he escrito cientos de veces, he hablado de ti a todo el
mundo con la boca vacía de dudas, he jurado y perjurado que si tú me lo
pidieras dejaría de tener miedo. Me he hartado de justificar tus errores, he
llenado silencios gritando tu nombre y he besado otros labios deseando que
fuesen los tuyos. He llorado tu ausencia y tu desprecio en las noches de
verano, cuando no podía parar de escuchar todas esas canciones que no hacen más
que hablarme de ti. He bebido para recordarte sin que duela, para poder simplemente
pensarte y dejar los bajones para la cama. No he parado ni un segundo de
pensarte desde el día en el que dejaste de hablarme, porque fue entonces cuando
empece a quererte. A ti, porque me matas cada vez que creo que hay esperanzas. Te he perdido y te he recuperado tantas veces que ya es rutina. He dejado que salvaras mis noches y te he buscado en todos los ojos de las calles. Y lo peor es que sigo esperando que vuelvas.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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