Hoy se nota en mi sonrisa que te echo de menos, que es complicado huir sin mirar atrás, cuando sabes que ahí se queda todo lo que pudimos llegar a ser, lo que fuimos. Y ahora en mi interior solo hay una constante repetición de "si eso mañana me propongo olvidarte" que nunca llevo a cabo. Porque en el fondo sé que necesito querer, aunque duela. Yo soy así, no puedo estar sin entregarle mi alma a alguien. No sé, a mi me dolería más vivir sin recordar, seria una rutina vacía sin ilusiones y sin sueños. Quererte me llena y me da ganas, aunque me hayas jodido viva. Porque yo vivo de ilusiones, de mis propios cuentos. Se me hace más fácil darlo todo por ti creyendo que eso es ser feliz, imaginado cosas que sé que no van a suceder y que duelas a ratos, a enfrentarme a la realidad y darme cuenta de que eso que llamamos felicidad no existe. Prefiero la ignorancia del amor.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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