Recuerdo cuando era pequeña y me llevabas a dar esos paseos.
Las mañanas de verano de toda mi infancia, lo bien que me tratabas y lo mucho
que te necesitaba. Lo que nos reíamos los tres. No puedo creerme que ya hayan pasado dos años desde que te
fuiste para siempre. Y me quede con tantas cosas sin decirte. Odio pensar que no me veras hacer tantas
cosas. No sé dónde estás, pero estoy segura de que la estas armando buena, como
siempre. Sé que en el fondo soy igual que tú y no hay nada que me enorgullezca
más. Siempre voy a admirarte por esas ganas de vivir, esa vitalidad y esa
felicidad que siempre desbordabas. Nunca te olvidare, da igual el tiempo que
pase, siempre serás mi ángel. Y es que tú deberías haber sido eterna. Porque
eras de esas personas que se te quedan dentro, dentro de todos los que te
conocían. Porque irradiabas sonrisas y alegría, porque contigo todo estaba
bien. Era imposible estar triste a tu lado, tú te encargabas de eso. Odiabas
pasar desapercibida y traías la calma allá donde ibas, y eso que tú de estarte
quieta poco. Aún recuerdo tus “amigos hasta en el infierno”. Cada día tenías
nuevas ideas y nuevos planes, cada día era una nueva oportunidad para
disfrutar. Eras tan grande, tan fuerte, que siempre seguirás en todos nuestros
corazones. Y hoy solo quiero decirte que espero llegar a tener la vida que
querías para mí y que espero vivirla como tú, siempre feliz, siempre. Te
echamos mucho de menos amama. Te quiero mucho. Gracias por cuidarme desde allí arriba.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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