Tú siempre esperas gestos. Yo palabras. Supongo que somos diferentes. No es malo, cada uno tiene su manera de ver las cosas. Te diré porque me gustan las palabras. Yo creo que es fácil hacer cosas, es fácil hacer un regalo, dar un abrazo, un beso. Bueno, en algunos casos. Pero lo que a mí me gusta de verdad son las palabras. Que te miren a los ojos fijamente y te digan la verdad, eso es difícil. Que te escriban sus sentimientos, sus emociones, sus cosas vividas, sus buenos ratos y sus caídas. Que te describan lo mucho que te quieren, intentando poner en cada silaba un tono y un sentimiento diferente, transmitir el calor y la emoción, las ganas de que notes que te quieren. Por eso yo necesito palabras. Por eso me gusta tanto escribir.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario