Dicen que algunas personas tropiezan una y otra vez con la
misma piedra. Me he dado cuenta de que soy una de ellas. Y, esa piedra eres tú.
Me sé la historia, me sé el principio y me sé el final. Me conozco cada parte
de este proceso extraño de quererte, dejar de quererte, y volver a hacerlo. Y
lo odio. Te juro que lo odio. No soporto estar a tu lado, no poder pasar de
mirarte. No aguanto adorar tanto tu sonrisa. ¿Por qué me pasa esto? ¿Qué me
pasa contigo? Una y otra vez, te vas y vuelves. Mi cabeza no se acostumbra a
eso de no quererte. Te olvido, pasa el tiempo, y PUM, vuelve todo. Vuelven los
recuerdos de ese ayer, esas sonrisas que no se podían evitar, esa yo tan
ingenua y patética. Y, vuelve también la sensación de que, aunque fue bonito
mientras pasaba, no quiero repetirlo. Pienso que he madurado, por todo el daño.
También, que los dos hemos cambiado mucho. Bueno, hay algo que jamás cambiara.
Tu siempre me veras igual. No vas a quererme en la vida, lose. Es que ya ni me
lo planteo, es imposible. Yo lo sé, todos lo saben. A ver si mi cabeza se da
cuenta pronto.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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