Te he echado de menos. Todo este tiempo, he pensado en tu
sonrisa, en tu forma de caminar. Te he echado de menos, no te vuelvas a ir. Quédate
a mi lado para siempre, o al menos dime que me quieres antes de irte. Solo
quiero un abrazo más antes de la verdad. Te necesito aquí, no puedo ya vivir
sin ti, sin tu amor. La distancia no nos va a separar, podemos con ella, no nos
va a ganar. Y un día de estos, esperemos que no muy lejano, podremos quitar de
en medio las barreras que hoy no nos dejan vivir. Y entonces seremos lo que
siempre hemos sido en mi imaginación. Una canción, una palabra, un suspiro del
viento. Una ilusión que no se acaba en poco tiempo, una carta sin abrir. Un
beso no robado, una media sonrisa. Seremos como un cuento, una historia de amor
sin final alguno. Espero, ser lo que quiero, junto a ti.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario