Parece que hemos perdido esta batalla. Lo noto en tu forma de hablar, en tu forma de decir que no fue como esperabas, que fue difícil. Tranquila, hemos perdido esta batalla. Pero solo es una de las primeras. Curiosamente he oído decir que las primeras nunca se ganan. Curiosamente. Sera porque todavía somos jóvenes, y aunque creamos lo contrario, no tenemos ni idea de nada. Tal vez, en algunas ocasiones, tengamos razón, no te lo niego. Pero, afrontemoslo, no sabemos que hacer, no sabemos hacia donde ir. Tal vez tu has llegado mas lejos que los demás, puede que por poco tiempo, pero así ha sido. No te alteres, ganaremos las próximas.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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