Quizás me haya cansado de soñar despierta… Y quizás también me
haya cansado de esconder mis sentimientos, de fingir que todo me da igual, de
hacer como que no te he visto cuando pasas a mi lado cuando en realidad me
vuelan mil mariposas en el estomago. Cansado de ver películas de amor con final
feliz, y de preguntarme por qué yo todavía no he tenido ningún final así. Cansado
de odiarme a mi misma por no ser capaz de odiarte. Porque no fui capaz de
decirte que me pasaría la vida sentada a tu lado tan sólo para oírte respirar. Quizás me haya cansado de saber lo que duelen las palabras si te las dice la persona indicada.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario