Y pensar en todo lo que has sido para mi. Que cada puto día, desde hace casi tres años, pienso en ti. Todas esas sonrisas que has creado, pero también todos los días malos. Y aunque te pese a ti y aunque me pese a mi, hemos pasado muchas cosas juntos. Que, ¿como una simple persona puede significar tantísimo? Comprendo que nadie entienda como sigo tan enganchada a ti. Ni yo misma lo entiendo. Es increíble todas las canciones que me recuerdan a ti, todos los sitios, algunas palabras... Pero lo de las canciones es caso aparte. Recuerdo como las relacionaba contigo, como sentía la letra, como me identificaba. Tiene su gracia si lo miras desde otro punto. Tiene mucha gracia. ¿Alguna vez te he dejado de querer? ¿Ahora lo hago? No lo se, nunca he estado muy segura respecto a todo lo que tenia que ver contigo. Solo se una cosa, una gran verdad. Te he querido demasiado.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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