Tal vez no te sonría, ni te dirija la palabra. Puede que te haga bromas. A lo mejor te insulto. O te trato mal, o no te miro. Pero aunque te diga todo eso, cuanto peor te trate, más te estaré queriendo. Solo puedo demostrar así todo lo que eres para mi, de otra forma no puedo. Porque puede que haya otros, tal vez algún día. Pero no serán como tú. Porque nadie es como tú. Porque pase lo que pase, siempre apareces. Apareces en cualquier momento. Solo decir que estaba pensando en ti hace 31 un días, tu imagen estaba en mi cabeza. Y eso es porque a tonta y a retrasada, no me gana nadie en el mundo. Por eso, siempre seras tú.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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