Ha pasado ya un tiempo desde que nos estamos dejando. Desde
que nuestras conversaciones hasta las tantas desaparecieron, desde que las
sonrisas al leer una pantalla se esfumaron. Quizás sea hora de asumirlo, de
recapacitar sobre mis actos. Tal vez ahora deba ser yo la que de él primer
pasó. Escribirte un sencillo “Hola, ¿qué tal estas?”, no sé, dicen que no es
para tanto. Dicen que no notaras lo mucho que echo de menos tus tonterías sin
venir a cuento, tus “ojitos” o tus “tonta” que me hacían sentir tan especial.
Dicen que es fácil, pero yo no puedo. Mi sentido de la vergüenza es demasiado,
mi timidez me puede. Es curioso, para mí la vergüenza siempre ha sido un método
de protección. Como una coraza, que impide que alguien me haga daño. Me la he
impuesto durante años, con el temor hacia cierto tipo de personas. Siempre
aparece cuando estoy rodeada de esa clase de gente. Gente que sé que me puede
dañar. Pero en este caso, es justo lo contrario. Tengo que aprender a confiar
un poco más en mi misma, a enfrentarme un poco a la vida de una vez. Quizás la
mejor manera sea empezar por ti.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario