Me gustaría que te dieras cuenta: hay varias personas que siempre estarán ahí para ti. Y yo soy una de ellas. Pero tu no lo ves, no eres consciente. Siempre he querido estar contigo, no sabes lo que daría por evitar tus lagrimas y ayudarte; consolarte y sacarte una sonrisa en medio del llanto. No sabes lo mucho que odio que no me dejes entrar en tu cabeza para ayudarte. Odio que no me creas capaz de comprenderte, que pienses que no me importas. Yo lo daría todo por ti, para eso están las amigas. Pero es inútil, sé que no me crees. Te juro que intento y intento estar a la altura, también reconozco que fallo; pero quiero que seas feliz. Por favor, entiende que yo soy la que más pierde de todas las que estamos metidas en esto, y es injusto. Alguien debería comprenderme, yo soy la única que sale mal parada aquí. Y sé que es un pensamiento completamente egoísta, pero es lo que siento. Por eso solo te pido una cosa: no quiero perderte. No me merezco eso. Por todos los momentos, por todas las risas, las cosas inolvidables que no se pueden contar, la complicidad y las anécdotas. Todos estos años no se pueden echar por la borda. Solo recuerda que me tienes aquí para lo que quieras, estés donde estés. Siempre.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario