Hay un momento cuando te enamores en el que te sientes desprotegido, pero es bonito. Estas ahí, sin chaleco antibalas y te sientes libre. No piensas en el riesgo que corres porque solo piensas en sus ojos, solo. Que más dará todo. Como un suicida te acostumbras a él sin tenerle, le dedicas insomnios mientras duerme, poemas bonitos que nunca lee. Ya no sonríes tanto, solo te quedas sentada, esperando; que es como consumirse pero sin echar humo. Y el tiempo pasa lento, muy muy lento. Los días se confunden, a veces un domingo puede durar una semana. Te miras a los ojos en cada espejo y lo comprendes todo. Estas tan solo porque nunca has sabido estar con nadie, ni siquiera contigo mismo. Rompías las cosas a tu paso, ¿quien va a enamorarse de una catástrofe? Pero hasta los tornados necesitan un abrazo. Que desgracia. Llorabas cuando nadie te veía, hasta que dejaste de llorar sin caber como. Todo se iba acumulando dentro. Como si llevases una mascara. Duele, es eso. Que no te atreves a luchar contra los monstruos.
Escribir sobre ti me resulta tan complicado... ¿Cómo podría explicarte, que la realidad en tus ojos me refleja, y me asusta, y me acojonas cada vez que creo ver que realmente es a mí a quien miras y no a una imagen estereotipada de un personaje ficticio? Tú no eres ningún personaje, tú eres simplemente.... todo lo que mi corazón ha buscado desde el mismo instante en que bombeó la primera ráfaga de sangre a todo mi cuerpo. Porque cada uno de mis textos te los he escrito a ti sin haberte conocido, y sin embargo, hoy tiene nombre y apellidos. Tiene los ojos más intensos que jamás he mirado. Tiene el cuerpo y las medidas perfectas para hacerme perder el Norte, el Sur, y cualquiera de mis puntos cardinales. Tiene la boca con el nombre del pecado que cometería cada segundo de mi vida. Tú no eres veneno.. eres una droga deliciosa por la que morir de sobredosis. Eres la conjugación que une el Invierno y la Primavera. Puedo ser lo que quieras que sea pero sobre t...
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