Existe un limite para luchar por alguien. Un limite, que si lo pasas, estas perdido. Jodidamente perdido. Cuando cruzas esa linea invisible, cuando lo pasas, solo significa una cosa: te va a costar olvidarte de él. No te valora, no te quiere, pero tú aun así sigues intentando que algo suceda entre vosotros, que se entere de lo mucho que le necesitas. Podrías haber dejado todo hace tiempo. Pero no, ya es demasiado tarde. Acostúmbrate. Eso me paso a mi. Cruce el puto limite, lo deje atrás, a 128409863930 kilómetros, o tal vez más. Y, no consigo encontrar el camino de vuelta. Es lo que tiene ser tan tonta. Y no conseguí dejar de pensar en él, solo en él. Lo di por imposible, seguí hacia delante, sin saber el rumbo. Y, hoy, varios años después, sigo dentro del juego. Así que ya lo sabes, intenta no entrar. Porque no podrás salir.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario