Tengo serios problemas mentales. Ni contigo, ni sin ti. Ni por mi, ni por él. Es difícil de entender, pero simplemente es algo así como que estamos obligados a juntarnos, por más que no queramos. O tal vez yo si quiera, no tengo ni la más remota idea de lo que significa todo esto, todo ha ido demasiado rápido. Parece que fue ayer cundo no eramos más que una panda de niños que no sabían lo que era vivir. Y, aquí seguimos, después de cuatro años. Las cosas, han cambiado tanto. Hemos madurado todos. Bueno, miento. TODOS NO. Siempre quedara alguno. Pero la mayoría lo hemos echo. No se. Ahora todo es diferente. Menos una cosa. Quien nos lo iba a decir, otro año más. Es gracioso que justo seamos nosotros, ¿no crees? Pero se que no es el destino. Es simplemente, la vida. Es una putada.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario