Dime al menos dónde puedo encargar a alguien como tú, igualito a ti, aunque sea una copia barata, lo daré por válido. Pero encárgate de que venga con todos tus defectos incluídos en el precio. Pídeles que me plagien tu esencia, y tu estúpida manera de reírte de mí. Supongo que ya no sabría vivir sin eso. Sera algo que se quede dentro de mi siempre, que aunque pasen los años, recordare al fin y al cabo. Y es que es gracioso. Yo estoy aquí escribiendo sobre ti, sobre lo mucho que sigo queriéndote, y tú estarás quien sabe donde, pensando en cualquier cosa menos en mi. Es la vida, lo sé. Pero, ¿que quieres que haga? ¿que deje de escribir sobre ti? ¿que deje de pensarte? Lo de no volver a escribir seria un buen comienzo, tal vez. Pero no estoy dispuesta a hacerlo, lo siento. ¿De que otra forma podría quitarme este peso con el vivo, de que otra manera podría desahogarme? Y sobre lo de no pensarte... esta bastante claro que no lo voy a conseguir. Que se le va a hacer. Puede que sea verdad eso que me dicen de que hasta que no te olvide no podre estar con nadie más. Lo de que si no es contigo, no sera con nadie. Quizás por tu culpa nunca vaya a sentir algo tan fuerte por nadie más.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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