Y te preguntaras: ¿Qué coño importa lo que piense la gente? Y tendrás razón. Eres tú, ¿no? Eso es lo que importa, nada más. Deja de vivir solo por los demás, si te pasas la vida pensando en el que dirán, vas a malgastar tiempo. Mírame, crees que me importa lo que vayan diciendo de mi? Me han llamado todo tipo de cosas, créeme. Algunas me han dolido muchísimo, a otras me he ido acostumbrando, y las demás me hicieron reír. Me han llamado de todo, y no creas que me refiero a cosas bonitas, porque han sido de todo menos eso. Y sigo aquí. Solo tienes que pasar de ellos. Y te dejo claro que ni se te ocurra enamorarte de alguien así. Hay tontas sueltas por este mundo, a las que les ha pasado...
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario