Si te fijas, lo hacemos todo al revés. Confiamos en las personas equivocadas. Nos enamoramos de malas personas, que nunca nos corresponderán. Lloramos cuando debemos reír, y reímos cuando debemos llorar. Prestamos atención a quien menos se lo merece, y dejamos de lado al que más la necesita. No aprendemos de las lecciones que nos da la vida, pero sí que lo hacemos de las críticas y los insultos. Si uno va, vamos todos. Nos equivocamos en los peores momentos, y cuando hacemos algo bien nadie se da cuenta. La mayoría sonreímos cuando nos deberíamos cagar en su puta madre. Decimos “Le odio”, cuando en realidad es “Le quiero”. También “Le olvide”, cuando le sigues queriendo como el puto primer día, aunque sea un cabron. Damos consejos que no seguimos ni nosotros mismos. Nos amargamos la vida pensando en el pasado, y malgastando el presente. Sabemos que no tenemos posibilidades, pero seguimos mirándole como tontas, no podemos evitarlo. Nos sentimos lo peor, cuando es nuestro mejor momento. Nos sentimos geniales, cuando los demás sufren. Nos divertimos cuando hay que estar serios. A mi ya nada me parece normal.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
¡Me encanta todo tu blog! Te sigo :)
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