Ahora mismo solo puedo pensar y comerme la cabeza. Es increíble
como las cosas que pasan de repente, sin que quieras, sin que te lo imagines,
te joden y mucho. Ahora mismo, me siento una mierda. Ahora mismo, querría
morirme. Ahora mismo, siento que he defraudado a mucha gente por algo que ni yo
quería hacer, algo que he intentado evitar, sin suerte. Ahora mismo, me siento
sucia. Ahora mismo, querría no haber salido de casa. Ahora mismo, me doy cuenta
de que hay cosas que no se pueden cambiar. Y, ahora mismo, siento que todo el
mundo me odia o me tiene asco. Ahora mismo siento que mis amigas estarían mejor
sin mí. Ahora mismo querría dejar de llorar y sonreír. Ahora mismo querría
dejar de pedir perdón por algo que yo no he hecho, pero no puedo. Porque, por
mucho que yo no quisiera, siento que la culpa es mía. Ahora mismo querría
decirle a una persona que vale mucho más que yo, que lo siento, que estábamos juntas
en esto, que no quería que nada de esto pasara, que para mí esto no cuenta. Que
para mí esto seguirá igual, nada va a cambiar, porque esto no cuenta. Esto, aquí
se queda. Yo lo voy a olvidar. Nada de lo que sucedió ha pasado en realidad.
Nada de esto es verdad. Simplemente, porque yo no quiero, porque no quería y
porque no querré.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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