No quería acostumbrarme a ti. Sabia lo que acabaría pasando, lo que ha pasado. Es que mira que soy tonta, quiero estar contigo sabiendo que sin ti estoy mejor, que seria genial para mi que desaparecieras de mi lado. Hace poco he oído algo que me a echo pensar mucho. Ya sabéis, me gusta que me den lecciones de vida. Y, esta me ha tocado. Es sobre el amor. Pensarlo, ¿en realidad estáis enamorados de alguien? ¿O estamos enamorados del Amor? Hay mucha gente hay fuera que dice estar enamorada, pero muchas veces, es mentira. No saben de lo que hablan. Cuando es amor de verdad, se siente sin decirlo. Yo creo que si he estado enamorada. Vamos, he estado y sigo. Lo creo porque sigo necesitando saber donde esta, a cada puto momento.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
Comentarios
Publicar un comentario