Explícame que tienes, que te hace especial. Explícame porque me vuelves loca, porque no soy capaz de dejarte en paz. Enserio, explícamelo, porque yo no lo entiendo. Me preguntan si todavía te quiero, como si pudiera dejar de hacerlo. Me dicen que en el mundo hay 7 mil millones de personas, y que yo insisto en alguien que no me quiere. Que eres gilipollas, que me olvide de ti. Que porque no me puedo interesar por otro, otro que tal vez me quiera. De verdad, que no se lo que vi en ti. Solo sé, que no lo he visto en nadie más. El tiempo no lo cura todo. Sera que hay cosas que no se superan. Todo seria más fácil si te odiara, como me gusta decir. Pero desde la primera vez que te vi, he pertenecido a ti por completo.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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