A quien quiero engañar. Soñar contigo es algo típico en mi. ¿Quieres que te diga la verdad? No he dejado ni un segundo de pensar en ti. Nunca. En todos estos años. Que eres, has sido y seras el motivo de casi todos mis problemas. Y eres la razón de casi todas las consecuencias. Soy como soy, en una parte, por ti. Asúmelo. Llevo toda mi adolescencia enamorada de ti. Y mira tú, que impresiona. Impresiona decirlo. Pues ha sido rápido. Tú eres mi principio, que nunca tendrá final. El primero al que he querido. Joder,¿porque a mi me cuesta tanto cambiar el chip? ¿dejar atrás todo? Que ya ni me hablas, joder. Que quieres librarte de mi de una maldita vez. No te lo están poniendo fácil, lo siento. Pero tranquilo, aguanta un poco más. Al fin y al cabo, yo lo he pasado peor que tú. Siempre. Todo este tiempo. Repito, en el que no he dejado de pensar en ti.
Y comprendió que hay personas que brillan sin ser estrella, y que hay silencios que separan, sin ser kilómetros. Que la vida es un poquito así, sin sentido, pero que nos desesperamos por darle uno. Un sentido, con nombre y apellidos, a ser posible. Un sentido que nos abrace por las noches y que no se vaya al vernos las cicatrices: que las comparta con nosotros. Comprendió que enamorarse era una necesidad tan importante como respirar, y que, al igual que moría si no respiraba, también lo hacia, aunque de distinta forma, si no amaba. Pensaba eso del amor. Y también pensaba que las personas se habían acostumbrado a maquillarse los sentimientos, porque tenían miedo de que alguien llegase y les hiciese daño. Y es que no hay nada peor que alguien te rompa lo más bonito que tienes, es decir, las razones de sonreír, los sueños, las esperanzas. Que te quite las ganas. Así que nos vestimos con un poquito de orgullo, y lo miramos todo desde la distancia, tanteando el precipicio antes de saltar,...
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